Joyas Literarias Juveniles


He leido un artículo en una revista dedicada a los libros que me provoco un revuelo de emociones.

La agrupación de palabras me lleva a mi infancia, adolescencía primera y tardía. Pelos en el bigotillo, inicio de vello púbico, amores imposibles, granos, y granos y también granos ¡Dios! cuantos granos.

Con mi padre resolví pocos conflictos en esta época, más bien escuchaba y buscaba aquello que me recomendaba. Era un buen tipo.

Él me compraba unas revistas de dibujos, a las cuales me aficioné. En ellas se narraban, a todo color las mejores historias de la literatura universal. Yo me volvía loco cuando mi padre me compraba una , la devoraba mientras me merendaba un fabuloso bocadillo, ya que mi padre me entregaba sus obsequios por la tarde.

Entonces empecé a coleccionar esas revistas, el dinero que sisaba de las vueltas de la compra era ahorrado en un reloj de porcelana hasta completar, y lleno de emoción me dirigia al quiosco de la Ronda de Nelle, a escoger una de las Joyas Literarias Juveniles.

No sé muy bien si por leer estas revistas me aficioné a la lectura de obras literarias o de tebeos, pero sé que una parte de mi vida va unida a esas revistas.
¡Gracias Papa!

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