Guy Delisle

Es de estos autores que no destacan por su increible grafismo,  no es Miguelanxo Prado, ni Juanjo Guarnido, ni mucho menos Bilal. Es un autor atípico. En el año 2006 expuso originales en Viñetas. Para ser sincero no me acordaba de  esta exposición, al hojear el catálogo de ese festival recupero imágenes que me reafirman en mi suposicón. Delisle es un autor increible, su narración es trepidante, su visión, a mi entender, es única, ve, en la cotidianeidad aspectos que la transforman en trascendente.
Pero empece a disfrutar de su obra por la última de sus novelas gráficas, Cronicas de Jerusalen.
En ella nos describe su estancia en Jerusalen acompañando a su esposa e hijos.
Me encantó su disposición a ver más allá del tópico que permanece en este lugar tan conflictivo.
 El sinsentido de las normas impuestas sin criterio por unos gobernantes que no cuidan de sus gobernados, el odio alimentado desde la ignorancia y el desconocimiento del vecino.
La critica a los tópicos religiosos que subyacen en esta cultura tan normativa que impera en Israel.
Me encantó esta obra que devore poco a poco, disfrutando de cada viñeta.



Después fue otra obra que describe también su estancia en otra zona complicada del planeta: Cronicas Birmanas.
 El argumento no difiere mucho de la anterior. Acompañando a su pareja, administrativa de MSF, nos describe su estancia en este país, analizando las diferentes situaciones que va sufriendo. Sus ojos lúcidos muestran una realidad tremendamente impactante.
 Al igual que la anterior, estamos ante una narración muy rápida y entretenida, que sin pensar te muestra, nuevamente aspectos chocantes para el lector. Al terminar tenía grandes ganas de disfrutar de más obras de Guy.



Y por último, su primera obra Pyongyang. Con ella inició una forma de mostrar, de forma sorprendente y tremendamente lúcida sus vivencias en las ciudades y paises por los cuales viaja.
No sería mala idea recorrer los lugares por donde ha pasado este sin par Marco Polo moderno.
En este caso el análisis es mucho más desgarrador, nos encontramos en un pais marcado por el odio y por un sistema de gobierno totalitarista que espia a sus subditos. Las hojas se suceden con diálogos que no tienen desperdicio y por situaciones que son imposibles de que sean ficción, de lo irreales que pueden ser consideradas.

Este mundo irreal ha creado una obra imprescindible que yo he tardado muchos años en descubrir.

Nadie es perfecto.

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