Tres días de agosto

Carvalho, Bevilacqua y Chamorro, Petra Delicado, Ana Martí, son personajes que desde hace años acompañan a muchos españoles que nos gustan las investigaciones. Entre ellos también me gustaría incluir al inspector retirado Miquel Mascarell.

Debo empezar por el final y es que este personaje creado por Jordi Sierra y Fabra ya lleva siete aventuras, todas ellas se editan en el mes de marzo por Plaza y Janés en castellano. Cada una de estas investigaciones tiene como título un grupo de días y el mes que corresponde a la investigación.


Hoy comentaré Tres días de agosto. El caso más personal del inspector Mascarell.

Agosto de 1950. Nuestros protagonistas habituales, Miquel y Patro deciden soportar los calores del verano insoportable en un día en la playa. Se preparan, pero esa decisión no será cumplida.
Nuevamente Miquel Mascarell se verá inmerso en una investigación para la que no está preparado.
Ya no es inspector. Lo fue durante la república, y por ese motivo estuvo preso en el Valle de los Caídos. Pero todo eso ya pasó, ¿o no?.
Tiene tres días para encontrar al asesino de un soldado republicano que, debido a una enfermedad, no pudo investigar en el año 1938. Doce años después debe de remover recuerdos para encontrar una mentira, un engaño, un dato que se escapo. Sin el apoyo de Patro, su motivo para luchar en un mundo gris donde el sabor más habitual es el agridulce de la derrota.

Nos encontramos ante una obra donde abundan los diálogos, ya que no tenemos exhaustivas descripciones de lugares, ni autopsias con datos esclarecedores; hay personas con recuerdos que duelen; hay miedo, odio, en cada palabra que le transmiten al Mascarell, gestos que son esclavos de sentimientos no expresados, objetos guardados en cajas de zapatos que nos hablan de otras épocas más felices.

Entre estos mimbres Jordi Sierra y Fabra nos construye una obra llena de matices que produce una gran adicción en su lectura, cuesta dejar a Miquel y cerrar las tapas, su ágil descripción de las entrevistas produce un efecto de ritmo rápido narrativo acompañado de las reseñas temporales que el autor introduce, entre ellas el conflicto vivido en el fútbol de la época con la contratación del jugador Ladislao Kubala por el Barcelona.

Un importante marco temporal es el bombardero sobre población civil realizado por las tropas golpistas en Barcelona en el año 1938, hecho histórico que el autor introduce con un deseo de reivindicación. Lo podemos constatar en la nota final que dedica el escritor. Si quieres más información puedes visitar Wikipedia.
El estilo narrativo de Jordi Sierra y Fabra es adecuado para este género donde se introducen análisis personales al tiempo que se describen acciones humanas en conversaciones llenas de preguntas con respuestas esquivas o sinceras emociones.

No es un libro de giros sorprendentes, o noticias de última hora que nos cambian el hilo argumental; por el contrario, los hechos nos llevan a conclusiones lógicas, casi como la vida misma.

Con esta obra es la segunda que he podido disfrutar del inspector retirado y considero que es adecuado no seguir mi ejemplo ( he leído la sexta y séptima entrega). Me he propuesto ir a la biblioteca a buscar la primera obra y empaparme de los avatares de Miquel.
Por cierto, en la revista que-leer podemos leer una interesante entrevista con este polifacético e inclasificable autor.

Muy recomendable lectura para unas vacaciones con horas de ocio.



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