Esteban Maroto

"Cinco por infinito", "Wolf", "La tumba de los dioses", "Dax el guerrero"...Realizaciones y personajes que son como jalones en el recorrido profesional de un historietista. Ciencia-ficción, fantasía, sobrecogedores escenarios que nos transportan a otros mundos. Pero, ¿quién es Esteban Maroto? Ya su nombre está aureolado con una espesa capa de leyenda con sus páginas entintadas a todo color, con la magia que da el recibir un premio de la Academia of Comic Book Arts.
Pero ¿quién es Esteban Maroto? ¿Por qué, de repente, los dibujantes de todo el mundo comienzan a copiar, imitar, plagiar y recrear sus historietas por los mismos caminos que sigue Maroto?
A Esteban Maroto se le discute, no se le acepta, se le exige más de lo que pueda dar, sin examinar siquiera las circunstancias que le rodean. Estamos en España. Yo, el primero, arremeto contra él.
Pero Esteban sigue por su camino. Y no puede escoger otro porque su personalidad está marcada por un raro sino. Un singular sexto sentido invade toda su obra. Tiene algo especial, duende, magia...personalidad.
Y ya el lector, el aficionado, se hace extrañas imágenes mentales del autor. Yo pensaba que Esteban Maroto tenía que ser un hombre callado, misterioso, introvertido, poco dado a explicar sus secretos y sus cosas. Un ser huidizo, intelectual, tal ver un poco engreído con sus triunfos, envalentonado con esa patente demostración de su valía que le supone el ver como una pléyade de historietistas copian su técnica, su estilo y sus ya famosos escenarios.
La sorpresa ha sido grande. Con Esteban Maroto me he encontrado justamente lo contrarioa lo que sus dibujos y su obra sugieren. Maroto es un hombre sencillo, sincero, conocedor minucioso del terreno que pisa, de sus virtudes y sus limitaciones...Esteban pisa tierra firme. Arriba quedan los espacios infinitos. Los héroes de ficción y las leyendas están en su cerebro prodigioso. Pero sólo en su cerebro. El es el único que sabe interpretar las ignotas clavijas  que abren el camino a la aventura fantástica.
Y viene a comunicarnos sus dudas, sus deseos y sus proyectos. Maroto es demasiado libre para seguir al pie de la letra el cuestionario que le envié. Por eso ha hablado, como a mi me gusta, libremente, en directo, sin ninguna atadura formal.
Habla Esteban Maroto.


PROFESIONALIDAD Y MANIPULACION
Esteban Maroto, mito de la historieta actual. ¿Cómo eres en realidad? Amo la libertad por encima de todas las cosas y ello me lleva a valorar en demasía las concesiones que, para subsistir tengo que hacer en mi vida profesional. Lamentablemente, la historieta, es, actualmente, una de las parcelas del arte que sufre una gran manipulación. Se da el caso curioso que la mayoría de los historietistas no nos damos, o no queremos darnos, a causa, precisamente, de esta manipulación.
¿Tan grave es el problema? Si. Cuando empezamos, editores y agentes juegan con nuestro deseo de ser "dibujantes de historietas" para convertirnos en meros portavoces de sus deseos económicos. No recuerdo en toda mi vida profesional de ningún editor que se haya interesado por el mensaje. Lo importante siempre han sido las ventas. El poderoso dios "don dinero". Así se dan casos curiosos como a los que estamos asistiendo ahora. Me contaba Carlos Giménez una anécdota que ilustra esta postura editorial con bastante claridad. Había realizado Carlos una historieta para "El Papus" criticando el capitalismo como forma de opresión y la llevó a la redacción. No estaba el director general ni el artístico, sólo el socio capitalista. Este la vio y exclamó: "Muy bien, muy bien, estas son las historietas que se venden". Acongojante, ¿no crees?
¿Conclusiones? A la vista de todo esto yo, particularmente, estoy en un mar de confusiones. ¿Debería, pues, hacer una historieta comprometida conmigo mismo y con el público receptor, al que puede serle útil el mensaje, pero que a la vez se enriquezca el avispado editor? Sinceramente, no sé. No me considero capacitado como para orientar a nadie políticamente y, por otra parte, no me gusta que nadie se enriquezca con mis ansias de justicia y libertad.
¿Y no existe otra salida? Hay otra posibilidad: la historieta convencional, la no comprometida, la comercial. En ésta es más fácil investigar siempre, claro esta, que te hayas bajado los pantalones con respecto al guión o tema a tratar. Aquí sí, cuanto más te rompas los cuernos investigando, más te lo agradecen, sobre todo cuando el resultado es positivo. Hay todo un universo detrás de todo esto. Dibujar cada vez mejor, llegar a poseer una técnica cada vez mejor, llegar a poseer una técnica narrativa concreta, preocuparte de la ambientación, del vestuario, de las características de los personajes, etc, todo esto es una lucha constante.

EL ESTILO MAROTO
Esteban, danos algunas pistas, ¿en qué se basa lo que se ha venido a denominar como estilo Maroto? Mira, la mayoría de nosotros tenemos cierta habilidad con el dibujo. Luego, no hay mejor maestro que la práctica constante para aprender a solucionar problemas. Aquí, en este terreno, es donde yo he tratado de aportar mi grano de arena. Siempre he pensado que a la historieta se le podían incorporar soluciones de otros medios como el cine, el teatro, la televisión, la pintura, la ilustración o la fotografía.
A la hora de contar una historia hay que aprovechar todos los conocimientos que poseemos. Considero una pedantería absurda inventarse un rostro, un paisaje o un objeto. Por otro lado, estoy persuadido de que, cuando dibujamos de memoria, no hacemos sino recordar algo que hemos visto con anterioridad. Bastantes problemas tiene ya la profesión como para aumentarlos con problemas de egocentrismo. La verdadera habilidad del creador está en colocar los elementos disponibles de una manera personal. Hemos visto en el cine cómo un actor interpreta a diversos personajes y a nadie sorprende ver que el rostro de Cesar es el mismo que el de Emiliano Zapata, el de un boxeador o un pistolero.
¿Admiras a alguien? Si. Admiro a todo el que es capaz de hacer una página de historieta. Curiosamente no me suelen agradar los consagrados mundiales. Normalmente veo en ellos una gran habilidad, pero presiento que es una especie de don con el que han nacido y que no existe un esfuerzo detrás de todo aquello. Uno de mis preferidos en Carlos Giménez. Carlos es un historietista honrado, sincero, y al que he visto romper muchas páginas y nunca quedar satisfecho plenamente con su trabajo y, sin embargo, no es un dibujante especialmente habilidoso. Otro de mis preferidos es Toppi. Un hombre al que nunca se le ha hecho justicia. Siempre está ausente de todos los estudios que he visto sobre historieta. Y, sin embargo, es uno de los artistas que ha dejado en mí una impresión más profunda de todos los que conozco. Aprendí con él muchas más cosas en un solo día, que en años de relacionarme con mis colegas españoles.

Esteban Maroto, un madrileño residente en Barcelona, tiene un curriculum vitae realmente espectacular. En 1971, Primer premio de la ACBA en Nueva York, tres premios Warren en los años siguientes, exposiciones en Madrid y Barcelona, y un nombre ya casi legendario en el mundillo del comic. Como dice Archie Goodwin, Maroto nos obliga a considerar el comic como algo más que un mero vehículo para contar una historia más o menos profunda. El lo convierte en una belleza.

PROYECTOS Y TECNICA
¿Proyectos cercanos? Mi objetivo inmediato es conquistar la autonomía, la independencia comercial, la libertad artística. Quiero editar mis propias historietas, y para ello, me hace falta dinero. Por eso estoy trabajando como un loco, haciendo todos los guiones comerciales que caen en mis manos: Warren, románticos para Inglaterra, posters para U.S.A, etc. Espero que cuando consiga esto, aún tenga la misma ilusión y el mismo amor por mi trabajo que le que tengo ahora.
Háblanos de tu sistema de trabajo Es bien sencillo: trabajo todo el día. Aunque te parezca una pedantería, es así.
Yo no sé hacer otra cosa que la que hago. Además, me gusta. Por eso estoy todo el día con ello. Mi mujer se ríe cuando me levanto a media comida para rectificar un ojo o acabar una viñeta. Utilizo papel Sholler y no me preocupo demasiado de la técnica. Cada historieta debería tener su técnica adecuada pero, desgraciadamente, esto no es posible llevarlo a cabo. El editor o el agente de turno se encargan siempre de decirte que la hagas como aquella que quedó tan bonita y que nos costó tan poco.

¿Cuáles son tus mejores virtudes y, por contraposición, tus imitaciones? Mi mayor virtud es mi admiración por todos los demás y, a la vez, mi más grave defecto, ya que, a veces me hace caer en soluciones que me han llamado la atención, en vez de esforzarme por encontrarlas por mí mismo. Prefiero no acordarme de mis historietas pasadas. En su gran mayoría son trabajos comerciales realizados con tantas manipulaciones que, hasta a mí, que de alguna manera he sido su creador, se me hace difícil reconocerlas. De todo mi pasado sólo trato de recordar las experiencias negativas para ver de resolverlas en el futuro.

Esteban Maroto. Entrevista de Manuel E. Darias. Revista Bumerang número 7. Páginas 4-5. Editorial Nueva Frontera. Madrid. 1978.




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